domingo, 23 de septiembre de 2012

MONTAJE POÉTICO sobre la propuesta de Maureen Fleming

“BAILANDO EL CUERPO INTERIOR” EN LAS “AGUAS DE LA INMORTALIDAD”.

MONTAJE POÉTICO BASADO EN CONSIGNAS PROPUESTA POR MAUREEN FLEMING.

Por Valeria Cotaimich (*)



Domingo por la mañana, amanecer en las montañas. Desde Agua de Oro me dirijo hacia Córdoba donde se acaba de presentar “Aguas de la inmortalidad”, puesta protagonizada por Maureen Fleming, coreógrafa y bailarina que dicta un seminario basado en una dialéctica poético-corporal sustentada en metáforas potentes que “bailan el cuerpo interior” .

Este texto constituye un primer montaje poético basado en citas recuperadas de los decires de Maureen en el marco de este seminario. Ha sido construido a partir de un modo de escritura emergente de los bordes, las hendiduras, las grietas entre cuerpos, palabras y objetualidades. Tránsito que procura seguir la lógica de lo propuesto por Maureen respecto de la atención y detención en aquellos espacios situados entre las vértebras, entre los huesos y los músculos, detrás de los ojos… . Se mixturan entonces fragmentos de consignas con reflexiones y asociaciones de quien escribe basadas en las huellas que dejara esta experiencia.


La jornada se inicia en un espacio signado por líneas y formas suaves y por una luz que dejaba colar sombras sutiles, entre llegadas, acuerdos y acomodamientos de todos los participantes . Observo cuerpos buscando su centro o quizás su (des) centramiento. En los primeros instantes Maureen invita a retener en la mente diez imágenes trabajadas la jornada anterior y transferirlas al movimiento, alejándose de la pantomima. Es el principio de un viaje impulsado en primer lugar por la respiración


Respirar, suspirar como nubes que se expanden, decía.

Parecieran todos buscar la expansión de si.

Respirar con los pies, con los brazos, hacia dentro, desde los músculos sin retener el cuerpo ni contraerlo.

Retensión y contracción a las cuales compele el sistema capitalista que lleva a guerras permanentes. Vaya aquí un canto a la vida y un homenaje a los ancestros presentes en cada movimiento que esta danza evoca

Imaginar que las piernas están hechas de arena mojada. La arena se comienza a secar con el sol y va cayendo hacia la pelvis. Todo se vuelve pesado y se desmorona, sugería Maureen.

Invitaba a recorrer las imágenes con cada respiración: cola de caballo, libro abierto, alas de ángel, árboles creciendo desde el sacro…

El perineo vuelve a la punta del sacro.

Respiración de nube.

Una flor empieza a crecer en el cuerpo hacia abajo y hacia el centro de la tierra

Sonrisas. Boca que se abre delante de la pelvis.

Emanar espirales desde el perineo hacia abajo para tocar otro planeta.

Y así el cuerpo se vuelve uno con la tierra, con el mar y con el espacio




Madre e hijo. Libro que se abre

Alas de ángel sobre las cuales respirar

Un globo se desprende y vuela para tocar el horizonte desde la base de nuestro cráneo.

Hacer crecer y mecer un bambú desde el centro de la cabeza

Raíces crecen hacia abajo desde el sacro y los pies.

Ssssssssonido del viento dentro y fuera.

Los hombros se abren lejos, uno del otro como tocando el horizonte.

Colocar los pies como una manifestación de espirales.

Imaginar una pelota sostenida entre las piernas

Respirar mientras un árbol crece desde el sacro y un hilo sale de la rodilla conectado al perineo.

El perineo siempre presente, sosteniendo, conectando, vibrando el cuerpo y el espacio

El viento por momentos mece los miembros

Aire, viento tierra, arena, espirales.

Poesía corporal complejidades de un tiempo hecho célula, vértebra, músculos y espacio entre ellos.

Más allá de las artes, del espectáculo.

Mas acá del cuerpo y de la razón.

Sencillez vuelta poesía palabro-corporal.

No podría ser sino a través de interrogantes profundos y silenciosos sobre la obviedad y cotidianeidad del cuerpo.

Exhalar y permitir que los brazos se levanten, se eleven.

Hilos que nos sostienen como marionetas

BONITO, decía Maureen.

Belleza en el intersticio entre las palabras y el cuerpo, entre “las palabras y las cosas”.

Los hilos hacen levantar brazos y piernas.

Las manos cual insectos presionan el barro. Fango que absorve y repele.

No hay simetría… sino una imperfección compleja y espiralada

El círculo se mueve. La fluidez se produce entre la palabra y cuerpo

Mente poetizada



Uds no mueven los brazos, lo hacen los ángeles con los hilos que los mueven.

Es preferible ser movidos por ángeles que manipulados por poderosos al mortuorio servicio de intereses que están del lado de la destrucción.

Procurar llegar a los espacios entre las articulaciones.

No hay simetría.

El estómago... un gran tambor que suena junto con la pelvis

El océano está dentro y el viento lo mueve.

Todo es océano que se desplaza fuera del sacro, hacia el piso.

Todo es océano, es movimiento, es danza.

Toda el agua sale del cuerpo y una mariposa comienza a moverse dentro de la pelvis. Esa mariposa se convierte en dos y mueve al cuerpo en direcciones opuestas. Vuelan dentro de las orejas y de todos los espacios entre las articulaciones.

Levedad de la muerte de una mariposa y emergencia de cientos dentro de cada uno de los dedos, entre las vértebras, detrás de los ojos.

Mariposas arriban a lugares imposibles.

La sinceridad vuelta movimiento.

De repente se convierten en cuatro mariposas en 25, en cincuenta, en cientos de mariposas mutantes y pregnantes.

Ante esto algunos ofrecen espasmos, otros rigideces ablandadas.

Aletean, dejan transparentar tensiones, bloqueos, silenciamientos y ambigüedades.

Todas las mariposas salen del cuerpo

HERMOSO, señalaba Maureen.



No somos sino ante un cuerpo que miramos y nos vibra.

Somos ante un ave, una mariposa, una pelota, un ángel.

Somos pregunta, certezas y mentiras infinitas de un sistema que oprime.

Una danza que dura la vida toda y que bailamos según permitamos el aire entre los espacios, las oquedades y los intersticios.

No somos sino una danza continua t eterna, maravillosa y siniestra

Lenguajes sabidos, antiguas voces resuenan en letras dichas con la consciencia de cuerdas vocales vivas y vibrantes

Flores, humo, boca, sonrisa, juntar órganos, arrimar cuerpos

Respirarnos, encontrarnos aquietar las ansiedades otras

Desvanecernos con la conciencia.

La música como los sonidos de nuestro cuerpo no deja de sonar y la voz se hace parte y eco. Prolijidad, fluidez, concatenación de una acción a la otra, Recuperar lo dicho, para que en los no dichos de los espacios, arremetan cual viento las palabras.

Depositar cabezas sobre el suelo depositando mi acompañamiento a tu experiencia a tu búsqueda, a tu intrigante verdad que emerge entre elásticos y balones.

No hay movimiento sin metáfora y entonces tu cuerpo recepta en mis palabras tu propia historia


El presente texto ha sido escrito con el objetivo de recuperar la poesía emanada del trabajo de formación de Maureen Fleming cuyo montaje nos evoca a Didi Huberman cuando señala:

… Ernst Bloch no dice otra cosa, me parece, cuando hace del montaje una máquina de producir polvo en el espacio y viento en el tiempo, en resumen, una máquina de soltar espectros de la memoria y del deseo inconsciente, siguiendo un ritmo de “intermitencia fantasmagórica”

… Es entonces cuando cada gesto se convierte en el montaje anacrónico de un presente capaz de exponer a la vez su pasado (las piezas de su memoria) y su futuro (a lo que conduce su deseo).

Vaya este texto en agradecimiento a la poesía corporal de Maureen Fleming y en recuerdo de la intensidad poética de las vidas de Oscar Rojo y Marcus Vinicius.


(*) Autora: Valeria Cotaimich
Docente investigadora. Coordinadora del E.L.A.P.S (Espacio Laboratorio de  de Arte/s, Performance/s y Subjetividad/es) de la Faculta de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba. Coordinadora de proyectos del colectivo transdisciplinar La Sonámbula

Fotografías: Christopher Odo
de la Cía. Maureen Fleming




Galería de Imágenes: Taller "Bailando el Cuerpo Interior" por Maureen Fleming






Fotografías: Gentileza Christopher Odo de la Cía. Maureen Fleming